Manifiesto 2009

También conocido como Manifiesto conectivista es el segundo que lanza el Grupo, después del manifiesto fundacional de 2007, conocido como Manifiesto constructivista.

Las conexiones se forman de manera natural, por asociación, y no son ‘construidas’ a través de ningún tipo de acción intencional
Stephen Downes

Dice Stephen Downes que aprender no siempre significa ni ha significado lo mismo. La sociedad cambia, y con ella las necesidades de los individuos, los medios de transmisión de información, y también la manera de acceder a los contenidos. Los profesores debemos preguntarnos en todo momento qué significa aprender en la época que nos ha tocado vivir, en qué consiste ese cambio y qué puede suponer para nosotros, profesores de idiomas, y para la manera en que enseñamos.

Es fácil ver, si echamos un vistazo a nuestro alrededor, que aprender en el momento presente supone atender a una cantidad ingente de información y estímulos. Y no hablamos sólo de los medios de comunicación convencionales, sino de la revolución que ha venido a ser la nueva sociedad de la información, la nueva red, también conocida como web 2.0 y su entramado de blogs, lifestreamings, redes sociales, wikis y podcast, en sus más variadas versiones. Todas estas herramientas están influyendo en nuestra manera de entender y acceder al mundo y a la información. Y lo que es más importante, está cambiando la manera en que nos relacionamos.

Si estamos ante un cambio en la manera de aprender, debemos también plantearnos qué efecto puede tener en la manera de enseñar. Hasta hace poco se decía que nuestra función como docentes pasaba por ayudar a los aprendientes a construir su propio conocimiento, y en esas hemos estado, dándole vueltas al constructivismo en el aula, algo que ya no nos satisface y que, en todo caso, forma parte de un escenario ajeno a nuestro actual horizonte de expectativas.

¿Dónde nos encontramos entonces? ¿Qué pueden aportarnos estas nuevas herramientas? Keats y Schmidt hablan de “Educación 2.0″ para referirse al momento en que se encuentra la educación actualmente, en el que cobran un gran protagonismo la tecnología y las llamadas herramientas “sociales” como complemento de las clases tradicionales, pero constreñidas por el entramado de la educación tradicional, basada en cursos y evaluaciones cerradas. Esta paradoja tiene tres causas: i) las creencias del profesorado, ii) el peso de la tradición y iii) el papel de las estructuras educativas. La verdadera transformación vendrá de la mano de lo que podemos llamar “Educación 3.0”, que tendrá necesariamente que dar cuenta de lo que está ocurriendo más allá de las paredes del aula. Nos encontramos, pues, en un espacio complejo, en el que el aprendizaje formal se mezcla con el aprendizaje informal, en el que cobran valor la autonomía y el long life learning. En el caso de la enseñanza de ELE (Español como Lengua Extranjera) nos encontramos con que existe una gran oferta de cursos, congresos y formación que hacen suya la etiqueta “2.0″, sin ninguna garantía. Estamos abocados a la abolición del término, junto con otros muchos, como el de “nativos digitales”, que son obstáculos que entorpecen la rápida evolución que estamos experimentando en el proceso de enseñanza/aprendizaje como individuos insertos en un contexto conectivo.

La renovación de nuestra propuesta pasa necesariamente por otros paradigmas explicativos que definan mejor la realidad a la que nos enfrentamos y rindan cuentas ante los nuevos retos. Necesitamos explicaciones más eficaces, que vayan más allá del conductismo, el cognitivismo o el constructivismo. A partir de las herramientas de estos modelos no es posible explicar hoy día el efecto que la tecnología, Internet y las redes sociales tienen sobre la manera en la que vivimos, nos comunicamos y aprendemos.

El paradigma conectivo se ajusta mejor a esta nueva realidad, ya que sostiene que el aprendizaje ocurre a la vez dentro y fuera del individuo y se centra en la conexión entre estos dos espacios y en el hecho de que recibimos constantemente nueva información que deja obsoleta la anterior. La importancia reside en la capacidad estratégica de establecer conexiones relevantes para el aprendizaje, antes que en la información que se aprende en sí misma. La piedra de toque de esta teoría es el individuo, que establece conexiones en un mundo hiperconectado y sobreexpuesto a información. El reto ahora consiste en redefinir cuál es el papel de los agentes del aprendizaje en el aula, que ha quedado aún más difuso que antes si cabe. También tendremos que establecer de cierta manera cuál es el espacio en el que se lleva a cabo el proceso de enseñanza/aprendizaje, cuyas barreras parecen haber traspasado hace tiempo las paredes del aula. Eso implicará también repensar cuáles son los materiales de los que nos vamos a servir, las actuaciones que podemos llevar a cabo, cuál es el papel de las instituciones educativas, los cursos, cómo evaluaremos nuestra actividad y la de nuestros estudiantes, etc…

Los profesores debemos ser conscientes del papel que desempeña o puede desempeñar la nueva red en el aprendizaje de nuestros alumnos y en el nuestro propio. Tenemos que preguntarnos cómo debemos actuar ante esa cantidad de información y conocimiento a la que acceden desde diferentes contextos, convertidos todos ahora en fuentes de conocimiento y posibilidades de aprendizaje. El conectivismo propone entender el papel del profesor como el de un gestor -guía, facilitador- de esos espacios de aprendizaje y de la información que se generan dentro y fuera del aula. Además, otorga mucha importancia al fomento de la autonomía y por tanto, de la colaboración y el intercambio entre de los aprendientes, ayudando a los estudiantes a establecer conexiones en aquellos campos que necesiten para su aprendizaje. A todo esto hay que sumar que el espacio del aula se concibe como un ecosistema caótico. Es imposible prever qué se va a aprender, cómo o cuando, y por eso, tanto el profesor como las actividades han de estar preparados para una adaptación constante a las posibles necesidades del aprendizaje, entendiendo que éstas pueden variar según los estudiantes, el momento y el contexto. El reto consiste en sacar el mayor provecho del caos.

Desde estas premisas, el Grupo Nodos Ele actualiza su propuesta primigenia. Este nuevo manifiesto –escrito por Lola Torres y David Vidal para un encuentro de profesores en Barcelona en diciembre de 2008, y que recoge cien por cien el pensamiento de los otros dos miembros actuales del Grupo: Emilio Quintana y Victoria Castrillejo- pretende ser un nuevo punto de partida, nada dogmático pero claramente orientativo, que dirija nuestros esfuerzos hacia un horizonte de expectativas más acorde con los cambios que la enseñanza de idomas tiene planteados hoy en día.